Después de 3 Actos se
cae el Telón

No se pueden escribir demasiadas cosas sobre Michael Jordan que no hayan sido dichas de alguna forma u otra, en todo tipo de lenguas, desde el chino al eslovaco. Sus logros en la pista de baloncesto y sus cualidades físicas y mentales se han ganado el respeto y la admiración de todos los aficionados y de muchas personas a las que no les interesaba el deporte. Ha sido el ídolo de la mayoría de los jóvenes de la NBA en la actualidad y muchos de ellos tuvieron en Jordan la inspiración para practicar este deporte. Su impacto en el baloncesto y en el deporte en general no se puede medir, ya que ha sido y será mucho más que una estrella del deporte; es un auténtico símbolo cultural. Y ahora una vez más, es el momento de decirle adiós. "En el aspecto individual, lo he logrado todo", dijo Jordan el día que anunciaba su retirada. "Ya no tengo el reto mental con el que he jugado todos estos años".
Fue duro decir adiós la primera vez. En octubre de 1993, Jordan decidió retirarse para tratar de perseguir el viejo sueño de jugar de forma profesional al béisbol. Entonces nos sentimos tristes, Expectantes y temerosos ante el proyecto de la Vida Después de Michael. Pero entonces todavía era joven, y con tantas ilusiones adicionales por conseguir en el mundo del baloncesto, que muchos predijeron su vuelta. Y volvió, para concluir una carrera con un acto final que, de alguna forma, fue más grande que cualquier otro que se realizara a lo largo de su trayectoria.
Este es el legado de Michael Jordan:

PRIMER ACTO:
Los Primeros años

Todo el mundo sabe como empezó la leyenda, con un flaco muchacho en Wilmington (North Carolina) que apenas tenía sitio en el equipo de baloncesto de su instituto. Pero en lugar de unirse al equipo de ajedrez (convirtiéndose en el sustituto de Bobby Fischer), Jordan trabajó muy duro, logrando convencer a Dean Smith para jugar en los Tar Heels de la Universidad de North Carolina. Cuando todavía no era una estrella en el equipo, ganó para los Tar Heels la final de la NCAA de 1982 con un tiro en el último segundo, la primera de sus numerosas demostraciones ganadoras en su ilustre carrera. Tras tres temporadas en la universidad, estaba preparado para dar el gran salto a la NBA, donde el estrellato de Jordan aún estaba en duda uniéndose a los Chicago Bulls, el equipo que lo eligió con el número tres en el draft de 1984.
Pero sin dudas no duraron mucho tiempo. En 1986 fue inmortalizado por Larry Bird cuando la leyenda de los Celtics le definió con la frase "esta noche, Dios se disfrazó de Michale Jordan", después de que el de los Bulls lograra 63 puntos ante Boston en un impresionante partido decidido en una doble prórroga sobre el parqué del Boston Garden. En 1988 se convirtió en el hijo predilecto de Chicago gracias a su exhibición en el All Star celebrado en el Chicago Stdium, ganando el concurso de mates y el premio de MVP del partido. Y el 7 de mayo de 1989, logró lo que probablemente sea una de sus canastas más famosas y que hemos visto repetidas tantas veces. El tiro en suspensión sobre Craig Ehlo para ganar el quinto y decisivo partido ante Cleveland en la primera ronda de los playoffs. "Air" Jordan había aterrizado.

SEGUNDO ACTO:
Llamado para la gloria

Mientras casi todo el mundo admiraba los movimientos acrobáticos y la facilidad anotadora de Jordan, hasta que los Bulls no empezaron a ganar, y a ganar bien, no se empezó a apreciar realmente el genio baloncestístico que tenía dentro. Tras perder ante los que luego se proclamarían campeones de la NBA, los Detroit Pistons, en las Finales de la Conferencia Este en 1989 y 1990, Jordan y los Bulls alcanzaron la cima en 1991. Con un grupo de jugadores estelares a su lado como Scottie Pippen y Horace Grant, Jordan lideró a Chicago a tres títulos consecutivos de la NBA desde 1991 a 1993, derrotando a tres de los más potentes del momento: Los Ángeles Lakers de Magic Jonhson, los portland Trail Brazers de Clyde Drexler y los Pistons Suns de Charles Barkkley.
"Michael Jordan es el jugador de baloncesto más grande de todos los tiempos", dijo el exentrenador (actualmente en Seatlle) de los Suns, Paul Westphal tras la derrota de su equipo en las Finales de 1993. "Es el mejor base de siempre. El mejor escolta y alero de siempre. Y probablemente esté entre los mejores cinco ala-pivots de siempre. No creo que ni Michael Jordan pudiera parar a Michael Jordan".

TERCER ACTO:
El Regreso de la Leyenda

Después de unas largas vacaciones en las que Jordan cambió el baloncesto por la práctica profesional del béisbol profesional, decidió regresar a la NBA en marzo de 1995. Con millones de ojos sobre él, muchos de ellos tratando de captar pruebas del ocaso de su juego, el talento inconmensurable de Jordan brilló con toda su grandeza en forma inmediata. En su quinto partido tras su vuelta, Jordan puso en pie el Madison Square Garden, uno de los lugares más habituales de sus gestas, anotando 55 puntos para liderar a su equipo a una victoria sobre los Knicks por 113-111. Las siguientes temporadas protagonizó su segundo "treepeat" derrotando en las finales a Seatlle y dos veces a Utah.
Los Jazz fueron los anfitriones de dos de los momentos más exitantes de Jordan en las series finales de 1997 y 1998. En el quintom partido del 97, un enfermo y deshidratado Jordan superó casi de forma inhumana su debilidad para lograr 38 puntos, llevando a los Bulls a la victoria, 90-88, en lo que muchos han considerado su mejor actuación. Y en los segundos finales de lo que a la postre se convirtió en el último partido de NBA, Jordan logró una canasta a 5,2 segundos para el final, dando a los Bulla su sexto anillo de campeón.
¿Continuarán la NBA y el baloncesto sin él? Por supuesto que sí "Creo que el baloncesto por sí mismo es mucho más grande que Michael Jordan", dijo Jordan en la conferencia de prensa en la que anunció su retirada. "El basket debe continuar"
"Este es un momento perfecto para abandonar el partido", continuaba Jordan. "Estoy en paz con ello".
Y mientras el telón cae en la carrera deportiva de Jordan, nosotros debemos sentirnos en paz con ello también.

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